Hoy en día se habla mucho (¡por fin!) de las emociones, la inteligencia emocional y la gestión de las emociones.
Quizá pienses: "¡Vaya, qué interesante!". "Es mucho mejor gestionar las emociones que las cuentas bancarias", "¡Por fin una inteligencia que va de emociones y no de mis calificaciones!", etc
Pero te has preguntado alguna vez: ¿qué es una emoción? La primera vez que intenté dar una definición a esta palabra, me di cuenta de que, en realidad, ni siquiera yo, que soy una gran fan de las emociones (mi película favorita es Inside Out), sabía dar una respuesta concreta a esta pregunta.
Me contesté a mí misma algo así como: es algo que siento en determinados momentos, a veces es positivo, a veces negativo.
En resumen, mis ideas no estaban tan claras.
Pero, entonces, ¿qué es realmente una emoción?
¿Y para qué sirve?
Una emoción es una respuesta neurofisiológica y subjetiva ante una situación interna o externa, que provoca un cambio en nuestro estado y nos prepara para la acción.
Nuestras emociones, por tanto, son una respuesta natural y fisiológica a un acontecimiento que nos sucede interna o externamente, implican un cambio a nivel psíquico (puede ser, por ejemplo, un aumento de la concentración, en el caso del miedo) y a nivel físico (las sensaciones físicas que sentimos, por ejemplo, que nos tiemblen las piernas, o que el corazón lata desmesuradamente), y determinan cómo vamos a actuar. Es por la emoción que sentimos que actuamos de una manera u otra.
Las emociones (y con ellas también las expresiones faciales) son un sistema que ha evolucionado para responder a las cosas realmente importantes sin tener que pararse a reflexionar sobre ello. Han sido fundamentales para nuestra evolución.
Por ejemplo, el miedo nos impulsa a reaccionar rápidamente ante el peligro. En cuanto sentimos miedo, nuestro cuerpo se prepara para la acción, que en este caso puede ser la parálisis, la huida o la defensa. Como puedes imaginar, es una emoción fundamental en la historia evolutiva de cualquier especie.
Las emociones son biológicas, reactivas, repentinas.
¿Sabías, además, que las emociones son de corta, muy corta, duración?
Duran como mucho unos segundos, llegan y se van (cuando una emoción se expresa de forma repetida y continua, ya no es una emoción, sino un estado de ánimo).
¿Qué significa esto? Significa que si sentimos alguna emoción, no necesariamente tenemos que seguir sintiéndola y dejar que se convierta en un estado de ánimo duradero. Por ejemplo, si sentimos ira, una vez que sentimos la emoción, podemos elegir dejarla pasar. Se trata de aprender a comprender y gestionar las emociones. Todos experimentamos las mismas emociones, pero todes de diferentes maneras.
Cambian la forma en que percibimos el mundo y cómo interpretamos nuestras acciones y las de les demás.
¡Ahora es el momento de las buenas noticias!
Las emociones son un montón (ya.. no son solo las 5 básicas de la película Inside Out) y no son negativas o positivas como la mayoría de nosotres cree, son todas positivas, todas válidas y todas importantes.
Sí, cada emoción nos da información sobre nosotres mismes, sobre lo que nos gusta y lo que no, lo que nos hace sentir bien y lo que no. Por lo tanto, ¡todas ellas tienen un valor incalculable!
Incluso las típicamente clasificadas como negativas (como la ira o la tristeza) son una gran fuente de información que no podemos dejar pasar.
Además, no podríamos vivir sin emociones y es imposible no sentirlas, por lo que es imprescindible aprender a convivir con ellas lo mejor posible y aprender de ellas todo lo que pueden enseñarnos.
¿Quieres convertirte en un aliade de tus emociones en lugar de seguir luchando contra ellas?
¿Quiere aprender a entenderlas y gestionarlas?
Puedo ayudarte con sesiones de coaching.
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Sigue mis próximos posts para saber más sobre cómo funcionan las emociones, su utilidad y los primeros pasos para aprender a gestionarlas :)
